El pasado 30 de noviembre, Rubén y Sonia, dos valencianos con espíritu aventurero, decidieron visitar Toledo. Aunque Rubén ya conocía esta histórica ciudad, Sonia estaba llena de expectativas tras haber oído hablar maravillas de ella y verla en televisión. Sin embargo, lo vivido superó todo lo que le habían contado. La jornada comenzó con su guía recogiéndolos en El Polígono para llevarlos al emblemático Mirador del Valle. Allí, la vista panorámica de Toledo dejó a Sonia completamente fascinada. Rubén, observando su entusiasmo, no pudo evitar sonreír, disfrutando al verla tan emocionada. La siguiente parada fue el Parador de Toledo, donde desde la terraza admiraron una de las vistas más impresionantes de la ciudad.
Desde el Parador, se dirigieron al parking cercano a la estación de trenes, una ubicación estratégica gracias a las modernas escaleras mecánicas que facilitan el acceso al casco histórico. Esta mezcla de tradición y modernidad impresionó a ambos visitantes. Tras instalarse en el hotel, llegó el momento de disfrutar de la gastronomía local. Con la idea de probar las famosas Carcamusas toledanas, se dirigieron al popular Bar Ludeña, pero lo encontraron abarrotado. En su búsqueda de alternativas, vivieron un pequeño traspié en un bar con comida escasa y precios elevados. Afortunadamente, encontraron el Bar Antonio, donde disfrutaron de una comida auténtica y reconfortante.
Después del almuerzo y un breve descanso en el hotel, retomaron su recorrido por Toledo. Pasearon por sus calles empedradas, exploraron rincones mágicos y disfrutaron del ambiente único de la ciudad. Sonia, visiblemente emocionada, no paraba de expresar su admiración, llegando a decir frases que podrían causar revuelo en Valencia: "Toledo es más bonita que Valencia" o "El casco viejo de Toledo es más bonito que el de Valencia". La tarde transcurrió entre visitas y momentos de relax, culminando con una parada en la terraza del hotel Carlos V antes de retirarse para descansar.
El domingo amaneció con un Toledo tranquilo y vacío, brindando a Rubén y Sonia una experiencia única. Disfrutaron de un paseo matutino en un casco histórico casi desierto, un contraste maravilloso con la agitada afluencia de turistas del día anterior. A las 9:00 am, su guía los recogió y los llevó a desayunar en el restaurante "Hermanos González", donde fueron atendidos por el carismático Justo. Tras reponer energías con una deliciosa tostada, se despidieron de Toledo con nostalgia y tomaron rumbo a Valencia.
Rubén y Sonia regresaron encantados tras un fin de semana lleno de magia y emociones en Toledo. Aunque no tuvieron tiempo de visitar todos los monumentos y rincones que ofrece la ciudad, partieron con la promesa de volver pronto. Toledo los conquistó con su belleza, historia y encanto inigualable, dejando una huella imborrable en sus corazones.