"Entrevista Exclusiva: Juan Ignacio Revela los Secretos de su Pasión por el Flamenco"
El Polígono: ¿Cómo empezaste a tocar la guitarra flamenca?
Juan Ignacio: Fue gracias a mi padre, por supuesto. Él fue el primero en poner una guitarra en mis manos. Recuerdo que tenía alrededor de cinco o seis años, y aún me acuerdo perfectamente del primer acorde que me enseñó: RE mayor. A esa edad, mis manos eran muy pequeñas y ese acorde resultaba ser el más sencillo para mis dedos de niño. Como anécdota, yo era zurdo y solía coger la guitarra con la mano izquierda, pero mi padre me enseñó a tocar como diestro. No sé si fue lo mejor o no, ¡jajaja!, pero así fue como ocurrió.
El Polígono: ¿Qué te inspira para componer tus propias piezas musicales?
Juan Ignacio: La inspiración suele llegar cuando estoy en un lugar tranquilo y sin ruidos. Normalmente, aparece cuando tengo la guitarra en mis manos. Tiene que darse esa combinación de factores. Pero a veces, incluso cuando estoy acostado en la cama, alguna melodía me viene a la mente y pienso: "¡Ojalá no se me olvide!" y me levanto rápidamente para anotarla, jejeje. Además, el estado de ánimo influye mucho; cuando tengo problemas, me siento más bloqueado, pero cuando estoy animado, la música fluye con mayor facilidad.
El Polígono: ¿Cuál es tu lugar favorito para tocar en el Polígono?
Juan Ignacio: El lugar donde más a gusto toco en el barrio es en la peña El Quejío. He dado clases de guitarra y he actuado en varios escenarios, pero el verdadero aprendizaje para un guitarrista ocurre en sitios donde la gente va a cantar y tocar. En la peña El Quejío, desde que tenía 10, 11, o 12 años, solía acompañar a todos los aficionados que acudían. Por eso, es un lugar con el que me siento muy identificado, me conecta con mis raíces y mis comienzos, y, sin duda, es un sitio muy especial para mí.
El Polígono: ¿Cómo describirías la influencia del barrio en tu estilo de música?
Juan Ignacio: La relación entre el barrio y el flamenco es como un matrimonio, por decirlo de alguna manera. El flamenco tradicionalmente se ha desarrollado en barrios más humildes, nunca en zonas ricas. Hay que recordar que el barrio surge alrededor de una fábrica llamada La Standard en los años 70, atrayendo a muchos trabajadores andaluces en busca de oportunidades. Estos trabajadores, junto con los aficionados locales de Toledo, forman grupos que crean el núcleo del flamenco en el Polígono. De esta combinación de factores nace la idea de fundar la peña El Quejío, que hoy en día es un referente en Toledo.
El Polígono: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes músicos que están empezando en el mundo del flamenco?
Juan Ignacio: Pues que hay dedicarle muchas horas, en este caso si te gusta tocar la guitarra, pues muchas horas tocando, si te gusta cantar, pues muchas horas educando la voz. Y algo muy importante es escuchar mucho, pero no solo música de ahora, sino también ir atrás en el tiempo y escuchar lo que se hacía antes. En el flamenco, por ejemplo, es fundamental escuchar grabaciones de los años 30, de los años 40. Yo les recomendaría escuchar mucho, no solo lo actual, sino también la raíz, de dónde viene lo actual, y tener una formación desde el principio para luego entender mejor lo que se hace hoy. Así que, trabajar mucho, dedicarle muchas horas, escuchar mucho y tener una dedicación importante en tu vida para que luego puedas sacar todo el rendimiento que quieras y estés preparado para ello.
El Polígono: ¿Cuál es tu recuerdo más preciado relacionado con tu carrera como guitarrista?
Juan Ignacio: No suelo tener recuerdos muy específicos porque al final todo es un proceso. Desde que empiezas hasta el día de hoy, cada pequeña experiencia te aporta algo y te abre puertas. Sin embargo, creo que un momento clave en mi carrera fue cuando me llamó por primera vez el cantautor flamenco Manuel Gerena, de La Puebla de Cazalla, un pueblo de Sevilla. Esa llamada me dio un cierto prestigio y me permitió conocer a muchos más artistas, abriéndome muchas puertas. Así que, si tuviera que destacar un momento, sería esa primera llamada de Manuel Gerena para trabajar con él como guitarrista.
El Polígono: ¿Cómo te mantienes motivado para seguir mejorando tu técnica día a día?
Juan Ignacio: La responsabilidad de subirme a un escenario me mantiene motivado. Si mañana tengo que presentarme en un escenario, es mi deber estar en buena forma, tocar bien y no llegar sin haber practicado durante cuatro o cinco días. No puedo simplemente subirme ahí sin preparación. Mantener esa chispa y motivación proviene del trabajo continuo y de seguir recibiendo llamadas para dar conciertos. Eso me motiva mucho a seguir adelante, a innovar y a seguir mejorando.
El Polígono: ¿Qué significado tiene el flamenco para ti, más allá de ser solo un género musical?
Juan Ignacio: Pues mira, el flamenco para mí ha sido una influencia constante en mi vida, tanto en lo personal como en mis relaciones sociales. Los que nos dedicamos al flamenco o a cualquier otra disciplina artística, generalmente lo hacemos desde pequeños, lo que termina marcando toda nuestra vida, nuestros hobbies e incluso a veces nuestras amistades. Es que el flamenco forma parte de tu vida. Si en este momento dejara de ver, escuchar o tocar flamenco, sería un cambio radical en mi vida. No sé si podría estar sin escuchar una guitarra flamenca o sin tocarla. El flamenco te marca mucho porque le has dedicado mucho tiempo y esfuerzo, tantas horas, que ya es inseparable de tu vida.
El Polígono: ¿Cuál es tu mayor desafío al interpretar música flamenca en directo?
Juan Ignacio: Hay algo que todos compartimos, y es la preocupación de que, al subir al escenario y finalizar el concierto, notes que el público se va contento y feliz. Queremos sentir que les ha gustado realmente, y que no salen pensando que fue simplemente una experiencia más. Es importante ver que el público ha disfrutado mucho y siente que no ha perdido el tiempo al venir a verte, sino que ha valido la pena.
El Polígono: Como creciste en el Polígono desde niño, ¿Cómo ha percibido la evolución del barrio a lo largo de los años?
Juan Ignacio: Vine aquí con tres meses y, desde que tengo uso de razón, no concibo otro barrio que no sea el Polígono. Este barrio ha experimentado el mayor crecimiento demográfico de todo Toledo. Pasamos de ser cuatro habitantes en los años 70 u 80 a tener ahora mismo entre 24,500 y 25,000 habitantes. ¿Qué implica esto? No solo un crecimiento demográfico, sino también en cuanto a servicios y demás aspectos. Hemos pasado de tener un barracón donde dábamos clase a contar ahora con cinco colegios y dos institutos. Hemos visto cómo se han instalado aquí las consejerías de Castilla La Mancha, una televisión, y ahora tenemos un hospital. La evolución ha sido brutal desde los años 70 hasta hoy.
Además, este crecimiento ha traído consigo una mezcla de todo tipo de culturas, lo cual me parece muy positivo. Si la primera gente que vino a vivir aquí en los años 70, aquellos pioneros de la fábrica La Standard Eléctrica, viera el barrio desde esa perspectiva, creo que no se lo creerían. Ha sido un cambio radical. Desde mi punto de vista, el Polígono es el mejor barrio para vivir en Toledo. La única desventaja, por decir algo negativo, es que estamos un poco alejados del casco antiguo de Toledo. Sin embargo, al haber tanta gente viviendo aquí, contamos con muchos servicios: asociaciones culturales, la asociación de vecinos que surgió en los años 70 para impulsar el avance del Polígono... En resumen, el cambio que ha experimentado el Polígono ha sido impresionante.
El Polígono: Juani, sabemos que tus primeros acordes de guitarra fueron junto a tu padre, un reconocido poeta del Polígono con un libro de poesía publicado. ¿Recuerdas si la primera vez que acompañaste a un poeta a la guitarra también fue con él? Y si así fue, ¿puedes recordar qué poema fue?
Juan Ignacio: Bueno, mi padre no ha lanzado solo uno, sino dos libros, y está en proceso de publicar un tercero. Pero, mis primeros pasos en la poesía, al menos los que puedo recordar, no fueron con mi padre. Fue con una gran amiga, una persona encantadora y maravillosa llamada Mari Carmen Rubio del Pulgar. Fue ella quien me invitó a unirme a su actuación. Recuerdo claramente cómo le pidió a mi padre que le acompañara con la guitarra, y él, en lugar de eso, sugirió que yo lo hiciera. Sin embargo, Mari Carmen insistió en que prefería que mi padre la acompañara. Mi padre, sabiamente, sugirió que probara conmigo esa noche y luego decidiera. Desde entonces, Mari Carmen ha querido que la acompañe en todo, desde sus recitales poéticos hasta sus incursiones en el teatro. Incluso me llamaba para componer música para sus obras teatrales con el grupo de teatro Bambalinas. No puedo precisar cuál fue el primer poema que acompañé con ella, pero sé que mi debut como acompañante de poesía fue junto a Mari Carmen Rubio del Pulgar.
El Polígono: Bueno, Juani, muchísimas gracias por habernos atendido tan amablemente. En nombre del Polígono, quiero decirte que ha sido un auténtico placer entrevistar a un artista de tu talla. Es un orgullo para el Polígono tener un artista como tú, que sea paisano nuestro. Por eso, te quiero dar la enhorabuena y las gracias. Siempre que necesitéis algo de nosotros, solo tienes que llamarnos. Un abrazo y muchas gracias.
Juan Ignacio: ¡Muchísimas gracias a ti y a todo el equipo del Polígono! Ha sido un placer compartir mi experiencia y mis vivencias con vosotros. Para mí también es un honor representar al barrio y llevar la música flamenca por donde vaya. Estoy agradecido por vuestro apoyo y por el cariño que siempre he recibido del Polígono. Sin duda, siempre llevaré con orgullo mis raíces y todo lo que el barrio me ha dado. Cuenten conmigo para lo que necesiten. Un abrazo fuerte para todos.